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Kiko Martín recibió el Premio Timón de Piragüismo

Gaceta Náutica entregó sus galardones en una gala que tuvo lugar en el Port Centre de la Autoridad Portuaria de Baleares

El entrenador de canoa del RCN Port de Pollença, Kiko Martín, recibió el Premio Timón de Piragüismo 2025 por su destacada labor impulsando este deporte en Baleares, como preparador de los medallistas olímpicos Joan Toni Moreno y Sete Benavides.

Un reconocimiento que otorga Gaceta Náutica que pone en valor el compromiso, la pasión y el trabajo diario del equipo del RCN Port de Pollença con la cantera y el deporte de alto nivel.
La gala de entrega se celebró el 22 de noviembre y constató el buen momento del sector marítimo y la náutica recreativa y deportiva en las Islas Baleares. A la gala de entrega de galardones, presentada por la periodista Cristina Roig y que tuvo lugar en el Port Centre de la Autoridad Portuaria de Baleares, asistieron más de 200 personas, entre ellas el alcalde de Palma, Jaime Martínez; el conseller de Empresa, Ocupación y Energía de las Islas Baleares, Alejandro Sáenz de San Pedro; y el presidente de la Autoridad Portuaria de Baleares, Javier Sanz, que abrió el acto dando la bienvenida a los asistentes y destacando la importancia que, con los años, han ido adquiriendo los Premios Timón.

Martín llegó al piragüismo tarde y por casualidad, procedente del atletismo y motivado por sus hijos. “Empecé ya de sénior, competí en alguna prueba nacional de mar, y cuando surgió una vacante en el club, decidí hacerme entrenador… y hasta hoy”, recuerda.

Su irrupción como técnico coincidió con la de Sete Benavides, al que él mismo considera su primer gran hallazgo. “Con la entrada de Sete y sus éxitos vimos un filón. Todos querían ser Sete, y eso fue una explosión para el club. Dejó de ser un deporte tan minoritario y apostamos decididamente por la pista y por la canoa”, explica. Aquel fenómeno, bautizado como el ‘efecto Sete’, transformó el piragüismo balear y convirtió al pequeño club de Pollença en una referencia mundial.

El secreto, dice Kiko, es sencillo: “Trabajo y no tener reloj. Trabajar, trabajar y trabajar. No es solo organizar entrenos: hay que estar con ellos en todo, ayudarles cuando están enfermos, apoyarlos en los estudios, sacarles de entornos poco favorables. Un entrenador tiene que acompañar en todo momento; ellos deben sentir que están arropados y guiados hacia el éxito”.

Bajo su dirección, el lago Esperanza (la pista de entrenamiento natural del club en Alcudia) se ha convertido también en un laboratorio de campeones. “Es una pista dura, salada y poco profunda. Eso nos da resistencia y velocidad. Entrenar ahí forja a los palistas”, explica.


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